M (Fritz Lang, 1931)

Peter Lorre encarna a M. un sádico asesino de niños, antes de instalarse en Estados Unidos y convertirse en la cara del malo por excelencia en innumerables films de cine negro. Lang se adelanta a su época proponiendo un impresionante artillería de movimientos de cámara y encuadres insospechados para la época, logrando un relato lleno de suspenso y emotividad. El punto alto de la película son la aparición del mundo del delito como punto de control del asesino, quien al aterrorizar a la población comenzaba a afectar sus "negocios". La interpretación de Lorre a lo largo de toda la película, sobre todo en el juicio sumario que le hacen los ladrones, es sublime, uno de los puntos más altos de su carrera.