Deux jours, une nuit (Jean-Pierre et Luc Dardenne, 2014)

Dos días y una noche es todo lo que tiene la protagonista del film para mantener su trabajo. La película se asienta en la premisa de cómo el capitalismo y su lógica se introduce en la vida cotidiana y pervierte y degrada todo lo que toca. Las lógicas empresariales, las metas, los objetivos, dentro del sistema capitalista están siempre por encima de las personas. Acotada en un espacio temporal, comprimida, la película, como la mayoría de los Dardenne's consigue meternos en la piel del personaje, nutriéndola de nuestras propias experiencias en el mundo laboral. Cada pequeña victoria y cada pequeña derrota (los votos que debe conseguir para mantener su empleo) no parecen en definitiva configurar un final esperanzador, ya que de todos modos quién querría conservar un trabajo dentro de ese grupo humano. Sin embargo todos deben decidir entre una prima (comisión) o que su compañera pierda su trabajo. Una premisa sencilla que mantiene el nervio y no lo suelta jamás, con precisión y maestría. El mundo laboral en un sistema capitalista es solo eso: dinero.

Ermanno Olmi: el acto creativo

El periodista italiano Aldo Tazone realizó una entrevista con Ermanno Olmi, autor de 'El árbol de los zuecos', donde le preguntaba las motivaciones técnicas, histórico-políticas y sociológicas del film. Olmi, muy esclarecido ideológicamente, respondió con lucidez a las preguntas del periodista. Después de la publicación de la entrevista Olmi le escribió una carta a Tazone donde le decía: "Al leer lo escrito por mí frente a tus preguntas me di cuenta que lo que contesté es muy inteligente, pero lo veo alejado de todo el proceso de mi creación. Mi creación es más misteriosa. Me posee. No es del todo mía. Te aclaro que de todo esto no hablé en la entrevista y por eso creo que es incompleta".

Hors Satan (Bruno Dumont, 2011)

A pesar de su confeso ateísmo, la cuestión de lo religioso es central en la obra de Dumont. Por más que no se sienta partícipe de ese movimiento, el director sabe que las religiones dividen aguas. En su debut cinematográfico, con 'La vida de Jesús', Dumont abordaba la vida de un muchacho en un pueblo rural de la Francia profunda, del encuentro personal a través del dolor, como en 'Pickpocket', de Bresson. Aquí, el protagonista es un animista, adorador de la contemplación del paisaje, los atardeceres y el aire que se respira a campo abierto. Pero además, el hombre obrará milagros (como en la 'Ordet' de Dreyer) y mostrará también un costado implacable a la hora de cuidar a la muchacha que se interesa por él. Pareciera que su misión consistiera en borrar al demonio de la faz de la tierra, pero no puede evitar, ni lo intenta, ser él mismo un ángel caído.