Liechti se propone hacer un registro de las extrañas y efímeras intervenciones que realiza Roman Signer, un insólito artista suizo, cuyas acciones se perderían si no estuviera cerca el realizador. Signer toma a la naturaleza como escenografía natural de las obras que crea, y un humor sutil y soterrado, aunque melancólico, recorre y pinta a un personaje obsesionado por juguetes y autos que se fabricaban del lado oriental del muro de Berlín, hasta la caída de los regímenes comunistas.
Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987)
Segundo largometraje de Echeverría, que viene a continuación de 'Cuarentena', sobre el exilio de Osvaldo Bayer en Alemania. En este caso, el realizador elige contar la historia de Juan Marcos Herman, un estudiante desaparecido en la ciudad de Bariloche. Sin perder en ningun momento el pulso cinematográfico construye un relato que muestra la devastación que provoca en la familia (y en la sociedad) la desaparición de un joven en manos de una dictadura genocida. En la foto, Echeverría caracterizado como camarógrafo de la televisión alemana, consigue hacer hablar a uno de los responsables de la desaparición de Herman. Muchos proyectos naufragaron por caminos errados al contar el horror de la dictadura, pero este film a casi 30 años sigo siendo a mi entender el que mejor ha abordado el tema. En esa línea podemos destacar 'Los rubios'; 'Garage Olimpo' o 'M'.
75 habitantes, 20 casas, 300 vacas (Fernando Domínguez, 2011)
Un pintor, retratado en el otoño de su vida, perdido
en algun barrio porteño de Argentina, se dedica paciente y obsesivamente
a darle forma a una obra muy particular, tratando de
recordar ese paraíso perdido que es la infancia, pintando el pueblito
donde fue a parar su familia al tener que exiliarse de la guerra civil
española. A través de algunos de los 600 óleos que dan cuenta de
Vieilles (Francia), el pueblito en cuestión, Nicolás Rubió pinta los
personajes, sus vecinos y recupera anécdotas tan elementales, simples y
profundas, como pudieron haber sido a la distancia, esas relaciones
fraternales forjadas al calor de la solidaridad.
Mouchette (Robert Bresson, 1967)
"Esperen, tengan fe, dénme tres días, dijo Colón". Mouchette no puede entonar una canción en un
coro que habla de esperanza, de fe... Reflejo, instinto de una temprana
conciencia de un mundo que se le presenta intolerable. Solo en la escena
de los autos chocadores la vemos sonreír, recuperando su niñez perdida.
De lo mejor de Bresson.
Aquí se puede ver un raro detrás de cámara sobre el rodaje.
Aquí se puede ver un raro detrás de cámara sobre el rodaje.
Crónica de Anna Magdalena Bach (Straub-Huillet, 1968)
Luego de un largo peregrinar de casi 10 años en
busca de financiación, la pareja de realizadores consigue poner en
marcha esta película. Al parecer radical en su forma, pero original al
descartar la utilización de actores profesionales que se pusieran en la
piel de Bach y su esposa, Anna. Qué mejor que acudir a músicos para
encarnar a músicos. Se prioriza entonces aquí la ejecución de los temas
en tiempo real, el mostrar el trabajo cotidiano que acompaña al genio
que poseía Bach. Encuadres y silencios que remiten a Bresson pero que
comienzan a delinear el estilo propio que caracterizaría toda la
filmografía de la pareja, que se dedicaron con coherencia y un trabajo
silencioso a lo largo de 40 años a interrogarse como pocos sobre el arte
en general y su traducción cinematográfica en particular. Vale la pena
verlos trabajar en la sala de montaje, manteniendo discusiones
filosóficas alrededor del cine en el excelente documental de Pedro Costa,
'Donde yace tu sonrisa escondida?'.
Un crítico a la distancia
De izquierda a derecha, Emilio Toibero; Martín Rejtman y Rosario Bléfari, en ocasión de la proyección de 'Silvia Prieto' en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, en una función organizada por el propio Toibero.
Recuerdo los ciclos que organizaba el crítico en el Parque España, tuvimos allí la oportunidad de ver y descubrir filmografías inéditas y desconocidas. Había en esas proyecciones pasión cinéfila, comentarios y búsquedas de sentidos, y la posibilidad de ver y descubrir a Pasolini o el cine ácido de Hal Ashby. Emilio Toibero también daba talleres de análisis de filmografías y directores e hizo algunas reseñas y crónicas para la revista que editaba La Comedia de Hacer Arte, en la cuál estuve brevemente a cargo de la sección 'Berretín de butaca a contraluz', dedicada al cine. Compartimos una de esas notas del crítico, a casi diez años de su muerte, donde daba cuenta de los rodajes de Sadurní, de Darío Nardi y la producción de Fernando Zago. Enlace a la nota.
It's Impossible to Learn to Plow by Reading Books (Richard Linklater, 1988)
Film que sienta las bases de una parte
de la obra de Linklater, en una carrera que alterna con otra faceta un
poco más comercial. El título refiere a un proverbio ruso
que dice que es imposible aprender a arar leyendo libros. El mismo
Linklater le pone entonces el cuerpo a este deambular por lugares y
territorios vacíos, en busca de algo que se intuye pero que no se
muestra. Podríamos decir la libertad, la búsqueda del conocimiento, el
encuentro con el otro y uno mismo. Lo interesante de este film
independiente, rodado en super 8, es que podemos encontrar los comienzos
de un lenguaje cinematográfico propio que continúa desplegándose más
tarde en 'Slacker'; 'Suburbia' y 'Waking Life', marcando el cuerpo de
una parte de su obra que tiene que ver con una búsqueda existencial para
lo cuál, como dice Erice, el cine es un vehículo apropiado.
Septien (Michael Tully, 2011)
Film escrito,
dirigido y protagonizado por Tully, quien vuelve al seno familiar luego
de años de estar perdido. Es un retorno incómodo, al menos para sus dos
hermanos que han seguido adelante con sus vidas, que
no han ido más allá del límite de sus tierras. El mayor, aferrado a un
fervor religioso, ocupando el lugar de su madre, transfigurándose en
ella ocasionalmente al trasvestirse, y el menor, que pinta obsesiva y
compulsivamente cuadros y bocetos donde el diablo está rodeado de
jugadores de fútbol americano. Poco ha quedado del hermano que se fue,
es difícil para los hermanos encontrar algo reconocible en él, quien
parece haber sufrido de amnesia, tampoco sabemos donde estuvo todos esos
años. Podemos suponer por las intervenciones deportivas, que se ha
dedicado a los desafíos y a las apuestas. Geniales las escenas donde
desafía primero a un tenista y luego a un grupo de jovenes negros en un
uno a uno. Lenta, pero tediosamente, comienzan a acomodarse las piezas,
el porque de la huída, y sobre el final todo parece configurarse en un
nuevo album familiar que transmite cierta paz y armonía final.
Charles, muerto o vivo (Alain Tanner, 1969)
Debut del director suizo Alain Tanner, película realizada al calor del mayo francés. Charles, dueño de una fábrica de relojes familiar, vive una vida burguesa también heredada. Un reportaje televisivo sobre el negocio es el detonante para que este hombre confiese ante cámara que la vida que está viviendo no tiene nada que ver con lo que soñó para sí mismo en su juventud. El film navega entre personajes que viven la vida burguesa y quienes la denostan y critican. En el propio seno familiar, el hijo del empresario posee la ambición de la que adolece su padre, mientras que la hija es una estudiante de ideas revolucionarias. Ante esta crisis existencial tardía, al hombre solo le quedará la opción de la huída. Escondido en un hotel un tiempo, conoce en un bar a una pareja de bohemios que viven alejados de todo, en un estado de inocencia libertaria, tal vez la más fiel representación de sus sueños de juventud.
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